No transpiran la cancha pero son parte vital de un negocio multimillonario: el fútbol profesional. Son jugadores… de traje y corbata. Su gran mérito es haber logrado convertirse, en menos de una década, en piezas esenciales del gran engranaje futbolístico. Cuando todo se hizo desmesurado, ellos aportaron el mérito de la representatividad, del asesoramiento, del saber abrir puertas en los clubes del país y del mundo, de pelear contratos y demás detalles legales, a cambio de una buena (buenísima) tajada de la torta.
En la actualidad, hasta los jugadores que no debutaron en primera división tienen managers que gestionan su gran debut, antes que sus propios padres. Es por esto que la tarea del manager (del buen manager, al menos) debe ser no sólo económica-legal, sino que además debe ocuparse de brindarle al jugador, chico común que está sometido a una increíble presión, toda la contención afectiva y el apoyo psicológico que necesita. “Te alegrás cuando les va bien y te emocionás cuando les conseguís cosas importantes. Más de una vez me ha pasado de llamarlos para decirles que firmamos contrato y que se pusieran a llorar o que me pasaran con su padre, que también lloraba. Es que la vida les había cambiado para siempre”, recuerda Gustavo Goñi, representante (entre otros jugadores) de Palermo, Aimar y D´Alessandro.
La profesión, tomada con responsabilidad, tiene como todas sus secretos y su mundillo paticular. “Hoy el mercado se profesionalizó mucho. Si no sos serio, si no actuás con responsabilidad, quedás marcado. Nos conocemos todos”, reflexiona Guillermo Tofoni, quien cree que –al margen de las transferencias y el dinero de la televisión- el fútbol tiene todavía un gran potencial a desarrollar. “En Estados Unidos, por ejemplo, el negocio está en un veinte por ciento de lo que puede dar”, dice. Y no se equivoca. El negocio está en pleno auge y no parece detenerse.
Números redondos:
500.000 millones de dólares anuales mueve el fútbol a nivel global, según Deloitte Touche. Es la 17° economía del mundo, encima de Suiza.
401,4 millones de euros facturó en la liga 2008/2009 el Real Madrid, el club más poderoso del planeta.
10 por ciento es el porcentaje de pase de un futbolista que, en promedio, recibe su representante.
1.061 millones de dólares es el patrimonio de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). En 2009, la FIFA ganó US$ 1.059 millones y gastó 863, con un superávit de US$ 196 millones.
3.800 millones de dólares son los ingresos que prevé tener la FIFA entre el 2011 y el 2014. El balance –aprobado por 202 votos a favor y uno en contra- presupuesta unos US$ 200 millones de superávit.
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