Lyz Ryan, de la publicación especializada en economía Bloomberg, reunió 10 de las peores frases que puede usar un jefe cuando se dirige a un empleado. Expresiones que además de sumar estrés, menoscaban la dignidad de cada trabajador.
1. Si no te gusta tu trabajo, encontraré a otro que le guste
Mientras un buen jefe está consciente de que la
labor de un empleado trasciende a la transacción “trabajo-sueldo”, uno malo la
restringe al hecho de que la persona obtiene una remuneración económica por lo
que hace. Estos supervisores suelen recordarle al subalterno que “tú trabajas
para mí” o -peor aún- que si se enferman o muestran desagrado podrán conseguir
fácilmente a alguien que los reemplace. En cambio, un verdadero líder logra que
el trabajador sienta que su contribución personal es lo más valioso para la
empresa.
2. No te pago para pensar
Esta respuesta suele ser usada por los malos
jefes en dos tipos de circunstancias: como justificación cuando se le presenta
una idea que no les gusta, o cuando notan que su empleado tiene una iniciativa o
ingenio que supera el propio, llegando a sentirse amenazado. Un jefe que maneja
a su equipo bajo el concepto de “te pago para que hagas lo que ordeno y nada
más” pronto tendrá un equipo desmoralizado y hará que sus mejores trabajadores
sientan que el empleo les quedó chico para sus capacidades.
3. No quiero verte en Facebook / Twitter / ESPN mientras estés trabajando
Un buen jefe comprende que actualmente el
trabajo de un empleado -al menos de los cualificados- hace tiempo trascendió la
barrera del horario de trabajo. Un empleado profesional come, sueña y vive su
trabajo, recibiendo y contestando correos hasta mucho después de marcar su
tarjeta de salida. Por la misma razón, un líder entiende que está bien si toman
descansos mentales en medio de su jornada para atender redes sociales, leer
noticias o hacer alguna compra en línea. Es más: un empleado con algo de tiempo
ocioso durante la jornada tiene más posibilidades de ser creativo y, quién sabe,
hasta concebir alguna idea que le permita hacer o ahorrar a la empresa millones
de pesos.
4. Lo tendré en consideración
“Lo tendré en consideración” es uno de esos
eufemismos que los jefes utilizan pensando que pueden deshacerse
diplomáticamente de una solicitud o propuesta, olvidando que todo el mundo sabe
lo que significa: “Vete a trabajar y no vuelvas a hablarme hasta que yo te lo
pida”. Un jefe que usa esta frase cuando interactúa con sus empleados, les está
diciendo implícitamente que no le importa lo que piensen.
5. ¿Quién te dio permiso para hacer eso?
Usualmente, los jefes más preocupados de
defender su cargo que de hacer su labor tienden a ser posesivos con sus
atribuciones y las imponen incluso al límite de la irracionalidad. Todos
conocemos casos en que alguien hizo o propuso algo, sólo para que el jefe lo
rechazara y luego lo propusiera él mismo. Nuevamente, un mal hábito que sólo
consigue desmoralizar a los trabajadores con más iniciativa del equipo.
6. ¡Deja todo y haz esto AHORA!
Mientras que durante una crisis es comprensible
un cambio de planes para atender las urgencias, que ello sea la tónica diaria en
el trabajo no lo es. Un buen jefe se asegura de planificar adecuadamente las
tareas, en vez de dejarlas esperar hasta que están en su fecha límite. ¿Eres de
aquellos empleados que todos los días reciben encargos urgentes “para ayer”?
Cuando suceda, recuérdale a tu jefe que no hay problema en tomar un nuevo
urgente… pero que eso retrasará el “urgente” del día anterior.
7. No me vengas con problemas: tráeme soluciones
Si bien es valioso animar a los empleados a
resolver los problemas por sí mismos, esto no es excusa para que un jefe se
niegue a cumplir su labor: ofrecer a sus trabajadores las condiciones adecuadas
para realizar sus labores. Un mal jefe usará esta frase como un sinónimo de
“Deja de quejarte y haz tu trabajo”, no sólo haciendo sentir al empleado como
poco valorado, sino también afectando la productividad de la empresa.
8. Eso es un asunto personal
Una cosa son los asuntos personales de cada
empleado. Otra distinta es cuando esos asuntos llegan hasta la oficina y afectan
el clima laboral. Si existen malas relaciones entre trabajadores o alguien
cometió una imprudencia en su tiempo libre que involucra su trabajo, el deber de
un jefe es conversar con él para ayudar a resolver el tema, o incluso tomar
medidas más drásticas si se trata de un asunto grave. Adherir al principio del
laissez faire en estas circunstancias, es como dejar que dos hermanos se peleen
hasta quedar sangrando.
9. Tengo varias críticas sobre ti… y aquí todo el mundo piensa lo mismo
Allí donde los buenos jefes se aseguran de
hacer las observaciones pertinentes a sus empleados cuando es necesario, al
tiempo que valoran el trabajo bien hecho, los malos jefes traspasan de inmediato
sus percepciones -casi siempre negativas- e incluso lo hacen con un toque de
maldad: “todo el mundo piensa lo mismo sobre ti”. El resultado de esta política
es crear trabajadores desconfiados, que ven en cada compañero de labores a un
delator, sólo hasta que se percatan que la estrategia usada con los demás es la
misma. Un verdadero líder debe resolver los conflictos de forma regular, y no
refugiarse en el supuesto apoyo de los demás para hacer una crítica que debiera
tener sustento por sí misma.
10. Deberías sentirte afortunado de tener un trabajo
Sin duda el mayor de los insultos que puede
proferir un jefe, no sólo porque implícitamente te considera tan incapaz que
califica tu empleo como una obra de caridad, sino también porque incorpora la
partícula del miedo permanente al despido.
No dejes que estas u otras frases
desmotivadoras te hagan olvidar tus habilidades o tus objetivos personales. Allí
donde un jefe no valora tus aportes, existen otros que estarán felices de que te
desempeñes junto con ellos.
Fuente : http://manuelgross.bligoo.com/
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