Las empresas están llenas de buenos y
malos jefes. Para lograr reconocerlos solamente basta con observar algunos
aspectos como la actitud que asumen en los momentos difíciles y en las cosas que
dicen en esas situaciones.
El doctor Wayne Dyer, uno de los autores más recomendados en los primeros semestres de la carrera de Psicología en su libro “Tus zonas erróneas” aconseja no dejarse afectar por las frases que dicen las personas y blindarse emocionalmente, porque si se medita mucho sobre lo que dijo este o aquel terminará por perder la salud mental.
¿Cómo recibirlas?
El abuso emocional y mucho más en el trabajo es fácil de identificar, pero muy difícil de atacar por lo que un arma efectiva para combatirlo es el de maximizar la autoconfianza.
Se logra asumiendo actitudes en donde no es necesario que a una frase ofensiva de un mal jefe siquiera responda, al contario escúchelo pero siga con el mismo semblante cuando termina de descargar las palabras ofensivas. No dejé ver en la cara que le afectó.
Puede ser que lo que dijo le duela, pero lo importante es no demostrarlo y mucho menos luego en escondidas expresarlo con angustia o llanto. Si lo hace habrá perdido la autoconfianza, no es aparentar en ir construyendo una conducta que a largo plazo se convierte en un poderosa cualidad sicológica.
Hay muchas formas en que los malos jefes pueden herir emocionalmente, por medio de las palabras ofensivas, burlas, sarcasmos o dejando al trabajador mal delante de todos con mentiras o exageración de los errores.
Las perlas que les gusta decir
1. Si no está conforme con el trabajo, encontraremos a alguien que sí.
2. No le pago para pensar.
3. Lo voy a tener en cuenta.
4. ¿Quién le dio permiso para hacer eso?
5. Deje todo lo que esté haciendo y encargase de esto ¡AHORA!
6. Tráigame soluciones, no problemas.
7. Agradezca que como está la situación tiene trabajo.
Fuente: Finanzas
Personales
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