No sé si a usted alguna vez le ha pasado que en una
rueda de amigos muchos hablan de posibles ideas de negocios que francamente
suenan como una locura, pero otras lucen hasta viables. De hecho recuerdo una
vez que en clases de postgrado de negocios, varios compañeros y yo comenzamos a
aplicar las técnicas del Brainstorming para ver si era posible obtener alguna
idea remotamente viable, como resultado obtuvimos
varias ideas que daban risa, pero otras lucían bastante interesantes. En la vida
de real, fuera de un recinto de clases, muchas ideas que al principio lucían
locas y sin aplicación práctica, el tiempo las decantó lo suficiente para hacer
“comunes y corrientes”.
Casos abundan en estos días y lo que hoy nos
parece imprescindible, años atrás lucía como una verdadera extravagancia.
La verdad es que el mundo del emprendedor está
repleto de ideas tan locas que cuando fueron concebidas parecían muy lejos de la
realidad.
Solo que la mayoría de las veces, estas ideas
quedan abandonadas en una gaveta, cuando pudieran transformarse en productos
originales y lucrativos.
La gran pregunta es: ¿Cómo saber si una idea es
genial o simplemente una locura? Según el consultor Kaihan Kripendorff,
especialista en innovación y columnista de la empresa Fast Company,
existe un método bastante eficaz para distinguir una de otra.
Con esa herramienta sería posible establecer
cuales ideas realmente valen la pena, antes de hacer investigaciones de mercado
o crear prototipos.
El primer paso es evaluar la idea según dos
criterios: impacto e validez. Para medir el impacto, imagine que usted tiene una
vara mágica, capaz de concretar cualquier idea en cuestión de segundos.
Entonces, reúna todas las ideas presentadas por
sus socios y empleados y responda las siguientes preguntas:
¿Cuál de esas ideas tendría más impacto sobre las
utilidades de la empresa? ¿Cuál de esas ideas ayudaría al negocio a crecer?
Usando ese criterio, clasifíquelas en ideas de alto impacto, impacto medio y
bajo impacto.
Después de eso, mire la viabilidad. Evalúe el
grado de dificultad de cada propuesta. ¿Cuánto cuesta colocar esa idea en la
práctica? ¿Con que rapidez puede hacerse eso?
¿Su empresa tiene capacidad y conocimientos para
implementarlas? ¿Cuál es la complejidad de su ejecución?
Usando esos criterios, clasifique las idean en
alta viabilidad, viabilidad media o baja viabilidad.
Juntando estas
evaluaciones, se podrán clasificar las ideas en cuatro tipos.
1. Ganadoras. Las
que tienen alto impacto y alta viabilidad. Póngase a trabajar en esos proyectos
de forma inmediata.
2. Correctas. Son
ideas fáciles de ejecutar, pero que no tendrán alto impacto sobre la situación
de la empresa. Usted puede hasta ponerlas en práctica, pero no deberían ser su
prioridad.
3. Nocivas. Son
ideas de bajo impacto y baja viabilidad, es decir, difíciles de realizar.
Déjelas fuera de manera inmediata, para evitar el desperdicio de recursos.
4. Una locura. Estas
presentan baja viabilidad, pero tendrían un alto impacto sobre las utilidades y
el crecimiento de la empresa.
La mayoría de los emprendedores tiende a
descartar ese tipo de proyecto, pues encuentra que son una pérdida de tiempo,
aunque los más osados se desbocan sobre esas ideas, invirtiendo tiempo y
recursos para convertirlas en realidad.
Ellos descubrieron que la verdadera fórmula de la
innovación está en transformar ideas “locas” en ideas “ganadoras
Fuente. http://www.crisisynegocio.com/
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